Samaritana

Mujer samaritana o Jesús y la mujer samaritana en el pozo es la denominación convencional de un episodio bíblico neotestamentario representado frecuentemente en el arte cristiano.

 

Mujer samaritana o Jesús y la mujer samaritana en el pozo es la denominación convencional de un episodio bíblico neotestamentario representado frecuentemente en el arte cristiano. En el cristianismo oriental se denomina a esta mujer Photine, Photini o Photina (Φωτεινή, de φως, "la luminosa" -Photina es la denominación científica de un género de insectos y Photinia la de un género de plantas-), transcrito también como Fotina. En las lenguas eslavas se la denomina Svetlana (que significa "luz"). En una tradición o leyenda piadosa aparece su vida posterior como mártir y santa (Santa Fotina -en griego Agia Fotini o Agia Fotia-).

El agua del pozo es comparada por Jesús con la gracia divina: El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en manantial que brotará hasta la vida eterna. También compara los diferentes rituales de adoración de judíos y samaritanos, indicando la superación de tales diferencias en una nueva forma de relación con Dios: Créeme, mujer, llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén se adorará al Padre. Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque esos son los adoradores que quiere el Padre. Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Tras comprobar la sabiduría de tal personaje, que demuestra conocer incluso detalles de su vida, la samaritana le induce a identificarse como el Mesías, llamado Cristo... Soy yo, el que habla contigo. Actuando como una evangelizadora, corre a extender la noticia (¿No será el Mesías?), tras lo que muchos samaritanos de esta ciudad habían creído en él por la palabra de la mujer. Los apóstoles se extrañan de que Jesús hable con una mujer, como en otras ocasiones evangélicas en que el papel de las mujeres es destacado. Enigmáticamente, Jesús utiliza una parábola para describir cómo sus discípulos van a aprovecharse de la predicación de la mujer samaritana: «Uno siembra y otro cosecha». Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos.

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